viernes, 11 de febrero de 2011

CONSTRUCCIONES PASADAS Y PRESENTES EN TORNO AL ROL DE LA MUJER

Antes de comenzar, cabe destacar que las sociedades a lo largo de los tiempos han sido mayormente patriarcales. Si buscamos la definición de patriarcado en un simple diccionario encontraremos algo así como "organización social en la que la autoridad se ejerce por un varón jefe de cada familia". Es común para nosotros escuchar que el "patriarca" es el padre de familia, quien dirige su hogar, pero a mayor escala el concepto hace referencia a que el hombre es quién toma las riendas de la sociedad, toma decisiones, gobierna y ejerce su autoridad. El patriarca es tanto el hombre que ejerce la autoridad dentro de su familia en calidad de padre, así como un sistema social histórico que le da mayor derecho al hombre de participar en los asuntos políticos, sociales y económicos.  

De esto hay numerosos ejemplos que podemos rescatar de la historia. En la conocida Esparta los órganos de gobierno y justicia estaban conformados exclusivamente por hombres: la gerusía compuesta por 28 ancianos, el eforado por cinco miembros y la asamblea era la reunión de los guerreros mayores de treinta años. Por otro lado, en Roma, sabemos que el senado estaba compuesto en su totalidad por hombres y la misma sociedad romana estaba a cargo de tal genero.

Con todo lo expuesto hasta el momento queda claro que la mujer no tenía una verdadera participación en la sociedad y citamos los ejemplos de las sociedades Espartana y Romana. 

Pero el hecho no es solamente que nunca fue tenida en cuenta: existe otro factor que ha impedido registrar fiablemente el papel que desempeñaban en la sociedad y es la escritura. 

Hoy en día cualquier persona que se proponga aprender a escribir o leer puede hacerlo por medio de su esfuerzo y dedicación personal sin que existan leyes que se lo prohíban. Pero en la antigüedad esto no era así. No todas las personas podían acceder a ella ya que fue utilizada como un mecanismo de control exclusivo de los sectores altos de la sociedad. En simples palabras: la clase alta o élite era la encargada de registrar tanto los acontecimientos sociales como el comportamiento de los grupos que estaban por debajo de ellos. Quien tenía la escritura tenía poder y control del discurso que circulaba en la sociedad.

Los sectores bajos de la sociedad eran iletrados, se les prohibía aprender a escribir y leer lo que les sumía en una profunda ignorancia que beneficiaba a los sectores poderosos. Todo lo que sabemos acerca de las mujeres, los humildes, los campesinos y los pobres lo registraron las capas intelectuales que lo hacían de manera despectiva. En Grecia fueron los llamados "sabios"; los "escribas" eran los autorizados oficialmente para redactar documentos en el Egipto de los faraones y describir las costumbres del pueblo; en la edad media fueron los "sacerdotes" u "obispos" quienes tenían el acceso a toda fuente escrita.

Para ser más precisos diremos que de la mujer se ha escrito poco. Ya sea porque fue  relegada de las funciones primordiales de la vida de la sociedad (ya mencionamos que en Grecia y Roma eran los hombres quienes se desenvolvían en todos los asuntos políticos y sociales) o bien porque era mal vista: increíblemente la mujer en la edad media era vista potencialmente peligrosa ya que el diablo y los malos espíritus se podían manifestar en ella además de ser las culpables de descarriar a los jóvenes castos y virtuosos de la fe.

Con estos argumentos que son solo introductorios sostenemos que numerosos factores han contribuido a dejar de lado y menospreciar el papel de la mujer en las distintas sociedades históricas logrando que poco -y de fuentes poco fiables- nos halla llegado hoy día.

Las mujeres no escribieron su historia, sino que lo hicieron por ella. La construcción de su propia imagen estuvo a cargo de grupos de intelectuales hombres que le desprestigiaron con un sinfín de argumentos negativos para la historiografía. Lo han hecho para legitimar ciertas relaciones de poder e intereses que les favorecieron.

Pero las noticias no solo son malas. A partir del SXX y lo que va de este siglo un nuevo horizonte se vislumbra: se han generalizado grupos que trabajan para recomponer la imagen de la mujer y llenar de luz las tantas lagunas de conocimiento. Y por si fuera poco, esta labor la están llevando adelante por si solas: historiadoras, activistas, antropólogas, geógrafas, etnólogas se están desempeñando plenamente en diversos campos de conocimientos asumiendo la responsabilidad de contrarrestar los estragos causados por una sociedad patriarcal, aportando construcciones a su propio género.

El buceo en las fuentes escritas no es la única herramienta que se posee para dicho trabajo, hoy en día la arqueología esta revelando cosas que jamás se hubiesen sabido y que coadyuvan a reconstruir un legado perdido.

por Martin Saez.

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